Viajar a Dedo
- Nómadas a Pedal
- 14 feb 2019
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 18 feb 2019

En América hicimos dedo esporádicamente cuando viajábamos en bicicleta, y nos levantaron aun siendo ¡Cuatro cicloviajeros! En cambio, en Europa recorrimos aproximadamente mil trescientos kilómetros en veinte días para ir desde Barcelona hasta Venecia y la experiencia fue muy distinta.

Viajar a dedo puede ser una experiencia maravillosa o puede que la padezcas bastante. Como reacciones a las diferentes situaciones que te ocurran será la clave para que pase lo primero y evites lo segundo.
Supongamos que luego de seis horas en la ruta conseguiste que alguien te lleve. Si ves ese tiempo como si hubieras estado trabajando y el tramo por el que no pagaste valía unos pocos dólares te vas a sentir fatal. Por eso, para disfrutar más esta modalidad debes plantearte que el ahorrar dinero va a ser una consecuencia.
Uno de los motivos por los que generalmente nos aventuramos a viajar es para conocer gente nueva de distintos lugares. Esta es una de las mejores formas de establecer relación con los lugareños, ya que no hay dinero de por medio. El que se detiene lo hace para darte una mano, por curiosidad acerca de tu vida en la ruta y en su tierra o para tener alguien con quien compartir un tramo de su viaje.

En nuestro tramo Barcelona -Venecia, dependimos exclusivamente de que alguien nos llevara y así avanzar. Luego de pasar por varios estados emocionales y diferentes experiencias llegamos a las siguientes conclusiones:
1. Aprovechá para hacer nuevos amigos y sumergirte en la cultura local. La amabilidad de la gente te puede sorprender muchísimo.
En el sur de Francia nos levantó un joven que nos llevó por un camino alternativo ya que era más lindo y tenía unas cuantas vistas panorámicas del lugar. En Argentina, en España y en Francia cambiaron su recorrido ¡para dejarnos en la ciudad a la que pretendíamos llegar!
2. No te limites a un solo lugar, analiza el mapa y estate dispuesto a ir a ciudades aledañas.
En una de las jornadas nos dejaron a mitad de camino de nuestro destino y resultó que había un gran lago cerca. Todavía había tiempo para avanzar un poco más, pero decidimos acampar allí y continuar al día siguiente. Resultó muy buena la experiencia
3. Hacé carteles grandes
Escribí en hojas de papel o cartón. Dividí el trayecto y anota la ciudad a la que querés llegar y agrega una intermedia.

4. No juzgar y aceptar lo que te ofrezca la jornada en la ruta, sin importar cuánto dure y cuánto avances, es la mejor decisión.
Una de las jornadas más largas y desalentadoras la vivimos en Italia. Después de muchas horas sin tener suerte volvimos al pueblo a pasar la noche porque nadie siquiera “nos miraba”. Dos días después, evaluando donde pasaríamos la noche tras otra jornada sin éxito, paró una señora y nos llevó mucho más de lo que pretendíamos avanzar ese día.
5. Amigate con la incertidumbre, porque es difícil determinar dónde acabarás exactamente.
Aquella señora en Italia nos dejó en un pequeño pueblo por el que no pensábamos pasar. Allí nos esperaba, sin saberlo, un plato de comida gratis y un buen sitio para acampar.
6. Una ubicación conveniente es esencial. Procurá ir hasta donde acabe el pueblo y no haya desvíos cercanos. También es importante que los vehículos tengan lugar delante tuyo para detenerse.

7. En las autopistas es probable que consigas avanzar grandes distancias mientras que en una ruta nacional o provincial quizás tengas que dividir el trayecto en varias etapas.
Para decidir correctamente deberás analizar el mapa. Lo mejor es que no tenga desvíos, así te aseguras que todos los vehículos van a ir en tu misma dirección.
En una autopista conseguimos un aventón larguísimo y en otra ocasión la poca gente que paró tomaba un desvío a los pocos kilómetros por lo que no nos servía. Fuimos a probar en la ruta nacional que estaba a pocos metros y al cabo de unos minutos conseguimos que nos levantaran.
8. Evitá quedarte en las grandes ciudades. Salir es todo un desafío. La gente es más desconfiada, está más estresada y hay muchos que sólo están moviéndose por la zona. Caminar hasta dejarla atrás no es tan sencillo como en un pequeño pueblo. Además, las afueras de las ciudades pueden ser peligrosas. Si querés visitar alguna tené en cuenta que quizás lo mejor para salir sea el transporte público.
9. Viajá con poco peso porque vas a tener que caminar bastante. Ir desde donde estabas parando hasta la ruta nacional y luego hasta un punto estratégico puede demandarte una larga caminata.
10. Lleva agua y algo de comida siempre. Si quedás varado en algún sector sin comercios o casas cerca podes pasar la noche y continuar avanzando al día siguiente.
11. Si van en tu dirección aceptá la ayuda. Quizás es más corto de lo que esperabas, pero nuevamente ahí es donde entra en juego la magia.
Aquella vez que no tuvimos suerte en la autopista, pero sí en la ruta, el tramo que nos iban a llevar era relativamente corto. Aceptamos porque ya llevábamos muchas horas allí y queríamos avanzar cuanto fuera posible. Luego de compartir un rato de charla nuestro conductor, decidió alcanzarnos un poco más con el fin de que llegáramos a un buen lugar para continuar, ya que si nos dejaba en donde él se desviaba creía que no nos iba a resultar fácil. Finalmente nos llevó más kilómetros de los que nos habíamos propuesto avanzar al comenzar el día.
12. La apariencia puede ayudarte bastante. A veces te va a resultar complicado conseguir darte una ducha, pero tratá de estar vestido con ropa limpia, no usar gorro ni lentes oscuros y ¡mirar a los ojos a los conductores con una gran sonrisa!
Esperamos que estos consejos te hayan gustado y te sirvan para salir con más decisión a la ruta a estirar el pulgar y dejarte llevar por la magia del dedo. Ya sabes, ante cualquier duda escribinos por instagram o facebook.
Buenos rutas!
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