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La vuelta al mundo en veintitrés platos. Segunda Parte

  • Foto del escritor: Nómadas a Pedal
    Nómadas a Pedal
  • 10 nov 2019
  • 6 Min. de lectura



Siguiendo los pasos de la Selección Argentina de fútbol llegamos a San Petersburgo. En uno de los tantos días que fuimos al mercado no pudimos resistirnos y compramos una especie de pasta rellena, como si fuera un raviol pero redondo. Muy poca gente hablaba inglés por lo que comunicarnos nunca fue fácil y ese día no fue la excepción. Así, entre señas y sin saber qué era lo que nos estábamos llevando elegimos unos cuantos al azar y los preparamos como en Argentina se cocina la pasta y luego le agregamos una salsa de tomate. Resultaron estar rellenos de carne y por lo que pudimos averiguar se llaman “Pelmenis”. Es fue nuestra incursión en la comida rusa, con un toque argentino.



En casa de un Couchsurfer, en la ciudad de Moscú, probamos la versión caliente de la sopa rusa “Borsch”. Una clásica sopa con caldo de carne, zanahoria, cebollas, col, tomates y especies que adquiere un color rojo intenso debido a la remolacha. La crema de leche o nata es el otro ingrediente que le da un sabor distinto. Es uno de los platos que más se consume ya que para pasar los grandes fríos nada mejor que una sopa calentita y bien calórica.


La ciudad de Barcelona nos atrapó más que cualquier otra. Seguramente por la comodidad que nos brindo nuestro gran amigo Pere. En uno de los paseos nos adentramos en los Pirineos y llegamos al pueblo de Cercs. Allí encontramos una panadería y descubrimos algo que nos transportó por un instante a nuestro hogar: La “Coca de Forner” (en catalán, coca = torta; Forner = panadero). Es un pan largo y aplanado, con azúcar por encima, muy típico en Cataluña. Su sabor nos hizo acordar mucho a nuestras “facturas” y al acompañarla con unos mates nos sentimos como en casa.


Tailandia es un paraíso para los amantes de la comida callejera. En la mayoría de sus pueblos o ciudades suele haber “nigth market” con un amplio sector dedicado a la comida local. Durante el día no es muy difícil encontrar comedores rustico o alguna señora con un carrito preparando “noodle soup” o “pad thai”: los dos platos más comunes y económicos del país.

Como su nombre lo indica la “noodle soup” es una sopa de fideos (generalmente de arroz) En algunas ocasiones suelen ser los de la sopa instantánea, y no tienen problema en mostrarlo. El otro ingrediente principal suele ser a elección: pollo, cerdo, tofu o simplemente verduras. Los brotes y salsa de soja siempre están presentes y por supuesto algún chile, si es que no nos acordamos de decirle “no spicy”. El cilantro, una rodaja de lima y maní picado por encima le dan el toque final al decorado y un sabor único.


El “pad thai” se convirtió instantáneamente en nuestra nueva comida diaria. Lo comíamos prácticamente todo el tiempo ya que es super económico, abundante y variado porque puede también ser de pollo, cerdo, camarones o tofu, pero sobre todo RIQUISIMO.

Los fideos pueden ser de huevo o arroz. En un wok se saltea el ingrediente elegido con ajo, chiles, salsa de soja, salsa de ostra o pescado, cebolla de verdeo o cebollín chino, brotes de soja y algún condimento más dependiendo del cocinero (cada plato es único). Se agregan los fideos y una vez servido maní picado, lima y cilantro.


En Bangkok nos recibió un Couchsurfer que nos llevo a comer a un restaurante muy elegante y allí pudimos deleitarnos con versiones un poco más sofisticadas de estos platos. Como dijimos, cada plato es único y por ser cocinado en un lugar con más renombre que un puesto callejero no lo hace mejor, sino diferente.


Una tarde mientras caminábamos por Patong Beach, en la isla de Puket, vimos un restaurante mejor presentado que los que solíamos frecuentar. Para nuestro asombro ofrecían los platos que normalmente eran más costosos al mismo precio que un pad thai. Ese día nos dimos el placer de comer “pineapple rice”: arroz salteado con verduras, pollo y ananá (piña). El plato fue servido en medio de un ananá ahuecado, complementando el exquisito sabor con una presentación gourmet.


Malasia es un extraordinario “blend” de culturas y por lo tanto la diversidad de comidas que hay es increíble.


La mayoría de los malayos no comienzan su día sin antes comer un sabroso “nasi lemak”. En una hoja de Pandan (planta asiática) doblada se esconde una porción de arroz cocinado con leche de coco. Al desdoblar el paquete la hoja sirve como plato. Para acompañar el arroz se agregan unas rodajas de pepino, huevo duro, maní picado, anchoítas fritas pequeñas y una salsa super picante a base de chile llamada “sambal”.

Los restaurantes hindúes son muy populares, tanto para los mismos hindúes como malayos o turistas. El plato más significativo y divertido que comimos fue “bannana leaf”. Sobre una gran hoja del banano te sirven una porción de arroz(puede ser con pollo o solo) con diferentes guarniciones de verduras, pickles, salsas picantes y unas galletas de harina de arroz. Lo interesante de este plato es que originalmente se come con la mano. Hay que formar un cuenco con los cuatro dedos, acercar la mano a la boca y con el dedo pulgar empujar la comida. Eso sí, siempre utilizar la mano derecha porque la izquierda se acostumbra utilizar para ¡el aseo luego de ir al baño! Siendo zurdo utilicé la mano "incorrecta" y un joven no tardó en acercarse, algo ofendido, a decirme que lo que estaba haciendo no era apropiado.

Para comer algo de cammino lo mejor son los “roti canai”. Una especie de pan aplanado o pancake hecho con harina, grasa, huevo y agua. Una vez aplanada la masa se dobla varias veces y luego es cocinada en una sartén o plancha de hierro bien caliente. Por dentro es esponjoso, pero por fuera bastante crocante. Se los puede rellenar con banana, coco, pescado o queso entre otros, el más común para un puesto callejero es solo, con una salsita picante para sumergirlo.

En los “mamak”, clásicos restaurantes de Malasia, la gente lo suele pedir de entrada y viene acompañado de dos o tres salsas diferentes.

Otra versión es el “roti tisu” o “paper bread” (pan de papel). En este caso la masa se estira hasta quedar muy fina, para luego enroscarla formando un cilindro o cono que puede medir varios centímetros de alto. Su textura es crujiente, con un sabor totalmente distinto al “roti canai"

Roti Tisu y Roti Cani


Así como se puede viajar en barco, tren o avión, se puede viajar en comidas o bebidas…

La vuelta al mundo en ocho tragos


En nuestra querida argentina nos sorprendieron con una vuelta de rosca al tradicional mate, agregándole un trago de grapa. Esta es una bebida alcohólica de alta graduación……

Excelente para combatir el frió invernal por las mañanas.


Al pisco sour muy conocido en Perú, tuvimos el agrado de conocerle a un “primo cercano”, el "maracuyá sour" que nos voló la cabeza. En este caso se debe añadir además del pisco, el limón y la clara de huevo un poco de maracuyá. Si es la fruta fresca como pudimos hacer nosotros ¡mucho mejor!

El maíz es un ingrediente muy característico de la cultura andina y en Perú hay una variedad increíble. Del maíz morado sale la famosa “chicha morada”. El grano de este peculiar maíz se cocina con cascaras de piña, canela, clavo y azúcar.



Mientras viajábamos en tren hacia San Petersburgo, ciudad en la que Argentina jugaba su último partido por la fase de grupos del Mundial de Fútbol, decidimos ir a visitar el vagón comedor. Allí unos amables rusos nos ofrecieron sentarnos con ellos ya que todas las mesas estaban ocupadas. Para brindar por nuestro encuentro nos prepararon el trago que estaban tomando ellos. En un vaso pequeño, que solemos decirle “chupito”, mezclaron jugo de tomate y vodka. Por encima agregaron un poco de pimienta. La primera impresión no fue buena pero debemos revelar que finalmente tomamos más de uno!


Que en México comen prácticamente todo picante no es una novedad, pero lo que si nos sorprendió fue la posibilidad de agregarle picante al helado y a las cervezas.

La marca SOL ofrece las típicas combinaciones listas para beber:

Michelada: salsa inglesa, salsa tipo maggi, sal y limón verde.

Chelada: Limon y sal.

Clamato: salsa do ostras y tomate.

Aunque de entrada suene raro la mezcla de sabores es riquísima.

Otra combinación que nos sorprendió fue la de sumergir cubos de queso fresco en el café. Como con todo lo nuevo al principio fuimos reacios pero una vez que nos animamos comprobamos que no sabía tan mal.

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Somos Tomás y Gonza, dos amigos (a esta altura hermanos) que tras varios años de esperar el momento perfecto y que no apareciera, decidimos hacer del 21 de marzo de 2017 ese momento y empezamos una nueva vida.

 

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